martes, 7 de febrero de 2012

La tempestad, el naufragio y la calma

viejos

Casi desde el principio de su matrimonio sus vidas se vieron atrapadas entre tormentas y tempestades. Vivian juntos pero no convivían, apenas si compartían, no se comprendían y así fueron transcurriendo casi cincuenta años de complicada relación.

De repente, él que estaba acostumbrado a vivir bajo el mismo techo de  una mujer fuerte, independiente y de carácter, comenzó a comprobar cómo ella se apagaba, a verla confusa y envejecida.
 Un día le tendió su mano y ella no la rechazó.
“Hay que llevarla a un buen médico” decía cuando le expliqué la enfermedad que padecía (Alzheimer) y lo que eso significaba. No llegó a comprenderlo del todo.
A pesar de los nubarrones que se avecinaban, sus vidas dieron un giro tan impredecible como inesperado.
Desde entonces se desvive en atenciones, cuidados y mimos. A ella, aunque le costó, comenzó a aceptarlos. Ahora conversan, ríen juntos recordando momentos felices de su infancia y juventud. Comparten pequeñas cosas de la vida cotidiana y familiar.
Las tormentas del pasado se fueron disipando ante la nave del olvido.
Con el tiempo la terrible enfermedad ha comenzado a sobrevolar sobre él.
Pese a todo, el naufragio que lleva sus vidas a la deriva los ha inundado de cariño y comprensión, traducido en Calma y Paz, de la que siempre carecieron 

Rosa Campoy,
Cuidadora y formadora del Aula de Personas Cuidadoras de Distrito Sanitario Sur de Granada.

3 comentarios:

  1. Que historia mas triste. Será que estoy de bajón pero me parece una pena que tenga que ser una enfermedad la que al final los une, no quisiera yo verme en ese pellejo. Un saludo

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  2. La vida da todas esas vueltas y más...Una verdadera pena para una vida que tienes...en fin. Hay que reconocerles que apesar de las dificultades han criado a sus hijos en el respeto y el cariño, el mismo que cada día les demostráis y les devolvéis con creces. Ánimo y a seguir...

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  3. A nosotros nos parece precioso que dentro del drama que supone una enfermedad como esa, una hija/cuidara como Rosa, sea capaz de sacar los momentos buenos. Que tus padres se unan en la enfermedad, en los momentos malos, es también una forma de unirse. Y que tú, como cuidadora, seas capaz de verlo, dice mucho de tu actitud. Nos ha encantado este testimonio y la forma de contarlo. ¡Saludos!

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