Amig@s, después del veranito retomamos la dinámica de contacto esperando que lo hayáis pasado bien. Continúo con el recorrido por la enfermedad de mi hija, y a través de ella, por los profesionales más significativos que pasaron por nuestras vidas y que por diversos motivos dejaron algo positivo, por su profesionalidad, humanidad y empatía con nosotras.
Interferon, una gran esperanza para los enfermos de EM. Nos enteramos por un artículo, de un protocolo que se iniciaba en el H.U Carlos Haya de Málaga y empezamos a movernos en todas direcciones para que a Yolanda le suministrasen dicho fármaco. Todo estaba en contra nuestra, el producto era caro, y los enfermos tenían que tener unas condiciones físicas y estar en el inicio de la enfermedad, mi hija con solo dos años de diagnóstico ya estaba en silla de ruedas. Fue una odisea, hablamos con todo el mundo y con algunos fuera de él, llamamos a todas las puertas, entramos en todos los despachos, a veces sin llamar, las respuestas, todas, tenían la misma palabra “PROTOCOLO” yo respondía con otra “CORAZÓN”, supliqué ,rogué y también grité alguna vez.

Gracias al interés de todas las personas a las que recurrí, finalmente Yolanda fue incluida en el protocolo con la formula de FORMA COMPASIVA.
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